mayo 20, 2024
Este artículo fue publicado originalmente en español.

El informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza señala una fiscalidad más justa como herramienta para evitar la marginación.

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La pobreza tiene muchas caras, pero la más común es la de una mujer, como Geneviève Baert, de 54 años, que vive en Bélgica. Perder el negocio familiar cuando era adolescente y tener que cuidar a cinco hijos como madre soltera la empujó a la pobreza.

«Tuve una época en la que era pobre y no lo sabía», afirma en una entrevista con Euronews. Pero las redes de ayuda la empujaron a «luchar de otra manera, con otras armas» y le impidieron culparse. «Es la sociedad la que no me rodea para que pueda evolucionar», dice.

Ella es una de los 95,3 millones de personas de la Unión Europea que en 2022 estaban en riesgo de exclusión social o pobreza. Según Eurostat, la oficina europea de estadísticas, esto representa el 22% de la población del bloque. Países como Rumanía (34%), Bulgaria (32%), Grecia y España (ambos 26%), encabezan la lista.

Baert pertenece a uno de los grupos más vulnerables: las mujeres. Así lo afirma el último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). La pobreza de las mujeres «se ve agravada por los bajos salarios y las responsabilidades de cuidado, y es más probable que tengan empleos a tiempo parcial o temporales». Por ejemplo, el informe advierte que en Austria aproximadamente la mitad de las mujeres trabajan a tiempo parcial para cuidar a sus hijos, lo que las hace dependientes económicamente de sus parejas.

Según el presidente de EAPN, Carlos Sosías, la situación es «estructural». Hay «una diferencia en todos los parámetros de la pobreza entre hombres y mujeres, a favor de los hombres, en contra de las mujeres». Por tanto, para Sosías, las medidas para acabar con las diferencias de género deben ir más allá de las políticas de protección actuales y apuntar a una mejor conciliación.

Para Baert, poder llevar a sus hijos al jardín de infancia fue clave. «Es importante para la madre, porque puede emanciparse, y es importante para el niño, porque a esa edad ya está aprendiendo a socializar», explica.

Pero Sosías también pide cambios en la fiscalidad de las familias monoparentales, que representan el 80% de las familias monoparentales con hijos a cargo. «Necesitamos políticas fiscales que también permitan ciertos impuestos negativos para apoyar a las familias en situaciones más vulnerables», afirma.

Baert lamenta que la pobreza la haya afectado niños’s vidas y oportunidades. «He tenido una muy mala experiencia en la escuela porque hay mucha discriminación contra los niños de entornos desfavorecidos», afirma. Además, ha echado de menos la empatía de otros padres o colegios. «Eso deja en los niños una huella, una huella imborrable», afirma.

El coste de la vivienda aumenta el riesgo de pobreza

El informe también advierte que el aumento de los precios de la vivienda y la alta inflación han afectado más duramente a los grupos vulnerables, incluidos los jóvenes y aquellos con bajos niveles de educación. Este es el caso de Portugal, donde el informe explica que «en 2022, el 19,4% de la población en riesgo de pobreza estaba sobrecargada por los costes de la vivienda, frente al 2,2% de la población que no estaba en riesgo de pobreza». Además, el texto advierte que en todo Portugal hay 2,8 millones de hogares con problemas financieros relacionados con la vivienda.

Las dificultades relacionadas con la vivienda, como la imposibilidad de mantenerla a una temperatura adecuada en invierno, también son mayores entre los grupos en riesgo de pobreza.

Según un informe de la Comisión Europea sobre el acceso a los servicios esenciales en la UE en 2024, la pobreza energética «en todos los Estados miembros es mayor para las personas en riesgo de pobreza, oscilando entre el 3,9% en Finlandia y el 50,6% en Chipre, mientras que la media de la UE es 20,2%».

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