La presencia de María Félix podía dejar perplejo a cualquier ser humano que se cruzara con ella. Ese tipo de magnetismo y capacidad de controlar todo a su alrededor con solo una mirada, parecía haberla encontrado en el guión de película más macabro o en la novela de su vida.
La verdad es esa María Félix siempre fue mexicana ciudadana del mundo, Fue invitada a diversos eventos de gala donde siempre refrendó su presencia estoica y su capacidad para demostrar que en México había gente muy talentosa. Fue precisamente en uno de esos viajes, donde «La Doña» se plantó en Washington para participar en el Organización de los Estados Americanos (OEA) y celebrar, con un acto de gala, la llegada de la televisión en español a ese lugar.
En esta ocasión, ocurrida a principios de la década de 1970, María Félix confesó cómo atraía a las personas y qué les «robaba».
La Doña se confiesa a Raúl Velasco
Fue el presentador principal de «Siempre en domingo», Raúl Velasco, quien fue esa vez a Washington a conversar con María Félix. Tras manifestar su admiración por ella como ícono del cine y la cultura mexicana, Velasco destacó la versión de «Bella María» que sonaba en ese momento a cargo de la Violas Mágicas de Villa Fontana.
Allí, Raúl Velasco le preguntó por su gran vitalidad, que definió como magnetismo y alegría.
“Mira, todos los que están aquí, que me saludan, les robo un poco a todos. Y toda la energía de esta gente la hago mía, no está mal, eh, entonces no hago nada, les robo a los demás”, dijo. Señora especificó.
Entre risas y camaradería, María Félix insistió en sacar esa energía de la gente y, al ser consultada sobre cuándo volvería a filmar, indicó.
“Te voy a robar un poco más de energía y verás qué película vamos a hacer”, acuñó a Raúl Velasco, a quien le dejó claro que no le estaba dando su energía, ella estaba va a robarlo.
La noche del collar de serpiente
Una de las historias más y mejor contadas sobre María Félix y su pasión por la joyería, presenta los motivos que la llevaron a pedir que le hicieran un collar de serpiente. Esa misma noche en la OEA, La Doña dejó una sentencia para la eternidad.
“Tengo mucha más afición a los diamantes que a las serpientes, porque yo tampoco me voy a colgar una pitón de verdad”, le dijo a Velasco.
Tras esto, refrendó: “Mi gran amor siempre es México” y agregó que disfrutaba yendo y viniendo entre París y México.
Además de ese famoso y costoso collar, a la diva le gustaba usar pulseras con forma de reptiles. Se sabe que fue en 1968 cuando pidió que le hicieran el collar de serpiente y Cartier utilizó platino, oro blanco, oro amarillo y 2.473 diamantes. En total sumaron 178 mil 21 quilates. La creación de esta pieza tomó dos años.
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