junio 16, 2024

Villa del Sur es un barrio pequeño. Habrá poco más de 20 casas. Se encuentra a orillas de la Ruta Provincial 2. Es casi una zona rural. Durante el día, pocas personas transitan por su principal calle de terracería, ya la hora en que la gente trabaja, apenas se escuchan los ladridos de los perros. Por la noche hay muy poca luz. Sin embargo, en ese huso horario, cuando los vecinos están en casa, es quizás, paradójicamente, el momento más seguro del día.

Más allá de la discusión sobre las razones y razones por las cuales los índices de inseguridad están aumentando en Villa María, como en Villa Nueva (seguramente el aumento de la pobreza y la desigualdad tienen mucho que ver), es evidente que hay un problema en ese sentido. Y está creciendo. Ya no es un “sentimiento”, sino una realidad, que cada día más y más vecinos de la ciudad expresan, y con gran preocupación.

Un vecino pide ayuda

Gerardo, vecino de Villa del Sur, ya no sabe qué hacer. Explicó que los robos en ese barrio “se dan todos los días ya plena luz del día. En general roban todo lo que está fuera de las casas, en los patios y jardines, pero eso no quiere decir que no entren a las casas, rompiendo una ventana o forzando una puerta, y llevarse otra cosa.

“Los robos generalmente ocurren cuando los vecinos no están en casa, es decir, cuando están trabajando. Se llevan todo. Todos los días andan los merodeadores viendo lo que pueden llevarse, como la instalación eléctrica, faroles, bicicletas, cañerías, llaves, bronce, aluminio, muchos metales; y si es necesario rompen todos los eléctricos para desactivar las alarmas. Ya me lo hicieron y sale muy caro volver a montar todo. Nos tienen locos. Nada los detiene. Si llamas a la policía, vienen, sí, pero después de que se han llevado todo. Aquí nunca hemos visto una patrulla haciendo un recorrido por el barrio”, agregó.

Un barrio sin ley

Gerardo también contó que acudieron a las autoridades municipales, sin embargo, no tuvieron respuesta. Hicieron reclamos a Seguridad Ciudadana, para patrullajes, pero “el que contesta el teléfono les dice que pongan el pedido por escrito, y ya lo hicimos”.

“Lo que no entienden es que este es un tema urgente. Inauguraron un ‘plan cuadrante’, pero les puedo decir que en Villa del Sur nunca hubo presencia policial, excepto cuando hemos denunciado un robo, y llegan después del hecho. Los vecinos, con los que tenemos un grupo de Whatsapp, nos cuidamos, en lo que podemos. Pensamos que si vinieran dos o tres veces al día, solo por un ratito, eso haría que los ladrones lo pensaran un poco más”, dijo.

Javier, otro vecino del barrio, trabaja en una cooperativa. Confirmó que “sí, hay muchos robos en el barrio, y siempre se ve gente sospechosa merodeando”. Usa mucho a los remís para moverse, y dijo que “los remís no entran al barrio. Cuando pido uno, tengo que caminar hasta la carretera, porque tienen miedo de que les roben, que ya les ha pasado. Porque aquí es como un agujero desolado, y de noche ni te cuento. Tienes que tener cuidado.»

amenazado

Es tan. Nadie pasa por este barrio de pocas casas, algunas de alto nivel. Por ejemplo, Juan, que vive en una bonita casa, y además cuida y cuida el césped de un cortijo vecino, afirma que no ha sufrido robos en su casa, sino porque allí trabaja todo el día. No sucede lo mismo en otras casas, donde las personas que viven en ellas salen para ir a trabajar.

“Sí, es lo que dice todo el mundo, se está robando mucho. Incluso hemos visto personas dentro de casas vecinas, durante el día, pero salvo avisar a otros vecinos, no se puede hacer nada más. No te quieres meter, porque esa gente es muy antipática, y si interfieres, podrías tener más problemas”, dijo.

La situación de robos, así como el miedo que provocan los amantes de lo extranjero, lo confirma otra vecina: Pamela. Dijo que aunque en particular no ha sufrido robos en su casa, porque pasa mucho tiempo allí, continuamente ve a niños y jóvenes “entre 14 y 25 años, por ahí, irrumpiendo en las casas vecinas, y sobre todo amenazando abiertamente”.

«Ellos son valientes. Cuando los he visto, me han arrojado piedras y hasta hondas. Y no una, sino varias veces. Nos dicen, sin vergüenza ni miedo, que saben quiénes somos, y obviamente dónde vivimos, y que mejor no digamos nada. Definitivamente es una situación incómoda, por decir lo menos. Aquí no viene ningún policía, estamos a merced de Dios”, dijo.

Piden patrulla

Entre las cosas que contó Gerardo señaló que, “si vamos a cualquier hora y ni lo mencionamos en la noche, el barrio está totalmente solo (lo cual verificó El Diario), los ladrones nos tienen controlados. Están esperando la hora en que vamos a trabajar, y allí, como no hay quien los detenga, hacen lo que quieren. El otro día salí y enseguida un vecino me dijo que habían vuelto a entrar en mi casa y los ahuyentó. ¿Qué pasó? Fueron, y como si nada, irrumpieron en la casa de enfrente y lo robaron”.

Vecinos y vecinas piden prevención, patrullaje, únicamente. Como son pocos, no dan el número de alarma del barrio. Mientras tanto, los robos continúan, y seguramente continuarán, hasta que alguien encuentre una solución.

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