mayo 23, 2024

Un grupo de expertos y científicos de la Agencia Internacional de Energía Atómica ha concluido que el gasto energético humano total ha disminuido tanto en hombres como en mujeres en los últimos 30 años. Al contrario de lo esperado, los investigadores descubrieron que no se debe a la reducción del gasto en actividad física, sino a la disminución del gasto basal.

El gasto basal es la energía utilizada para las funciones corporales básicas, como la respiración y la circulación. Este gasto, junto con el destinado a las actividades del día a día, conforman el gasto energético total.

Los resultados ayudan comprender cómo la ingesta de alimentos contribuye a la obesidad, condición que puede disminuir la calidad de vida y contribuir a la aparición de diversas enfermedades. Ya considerada una epidemia que crece día a día, se presenta cuando la ingesta energética es mayor que el gasto energético de una persona.

Según los autores, hasta ahora se había asumido que la obesidad estaba provocada por estilos de vida cada vez más sedentarios, en los que la actividad física ha disminuido considerablemente y, por el contrario, ha aumentado la ingesta de alimentos.

Agua doblemente etiquetada

El documento se ha elaborado a partir de la base de datos Double Labeled Water de la Agencia, creada en 2018, que proporciona un repositorio de datos que incluye información sobre los participantes, su edad, composición corporal y niveles de actividad.

Para recopilar los datos, los científicos utilizan agua que contiene dos isótopos estables, hidrógeno-2 y oxígeno-18, para determinar cuánta energía ha gastado una persona o, en otras palabras, cuántas calorías ha quemado.

Cada participante consume una dosis doble de agua etiquetada antes de reanudar sus actividades normales. Luego se recolectan muestras de orina durante un período de 10 a 14 días para determinar qué tan rápido los dos isótopos abandonan el cuerpo. Calculando la velocidad a la que se eliminan estos isótopos, se puede estimar la cantidad de dióxido de carbono producidouna cifra que está relacionada con el gasto de energía.

Para el trabajo reciente, se analizaron las mediciones recopiladas desde la década de 1980 sobre el gasto energético de más de 4.500 adultos en Europa y Estados Unidos, lo que permitió a los investigadores descubrir que el el gasto total de energía ha disminuido desde la década de 1990 alrededor 7,7% en hombres y 5,6% en mujeres.

resultados inesperados

John Speakman, autor principal del estudio y profesor del Instituto de Tecnología Avanzada de Shenzhen en China y de la Universidad de Aberdeen en el Reino Unido, dijo que el gasto en actividades ha aumentado ligeramente con el tiempo. «Lo que realmente ha disminuido es el gasto de energía basal. Esto significa que la tasa metabólica en reposo de alguien que viva en 2023 es más baja que la de alguien de su misma edad y composición corporal a fines de la década de 1990. Eso es bastante inesperado. Y realmente no sabemos por qué».

Speakman agregó que hay varios factores potenciales que pueden explicar por qué ha disminuido el gasto de energía basal, incluidos los cambios en la dieta. Sin embargo, necesitan más investigación para comprender cómo revertir esta disminución. «Esto podría ser la base de una estrategia útil en el tratamiento de la obesidad. Sin embargo, en la actualidad, la mejor manera de evitarlo es no comer en exceso».

Ampliar la investigación

La base de datos contiene más de 8.000 mediciones de 37 países realizadas con su método desde 1981. Dado que las cifras provienen en su mayoría de investigaciones realizadas en países occidentales, la Agencia ha iniciado un proyecto de investigación coordinado iniciado este año, con el objetivo de agregar información de Asia, África y América Latina.

“Estos datos nos han permitido entender mejor la epidemia de obesidad y han aportado, por primera vez, evidencias de cómo ha disminuido el gasto energético en los últimos 30 años”, afirma el jefe de la sección de Estudios Nutricionales y Ambientales Relacionados con la Salud de la la Organización y coautor del documento.

Cornelia Loechl añadió que «los estudios individuales suelen ser pequeños y no generalizables. Sin embargo, cuando se combinan en una base de datos, se pueden abordar grandes preguntas sobre las causas de la obesidad».

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