mayo 20, 2024

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no representan de ninguna manera la posición editorial de Euronews.

A medida que navegamos por un mundo cada vez más tumultuoso y cargado de conflictos, el respaldo incondicional a la igualdad de derechos para todos será cada vez más esencial para el bienestar y la resiliencia de los grupos minoritarios dentro de Europa, escribe Camille Ogoti.

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La retórica antigénero de derecha está surgiendo en toda Europa. Desde el húngaro Viktor Orban, que se ha opuesto abiertamente a lo que frecuentemente describe como «cultura despierta» e «ideología de género», hasta Gert Wilder, de los Países Bajos, cuyo Partido de la Libertad hizo recientemente campaña para «acabar con el adoctrinamiento político… y la locura de género», la El uso de la identidad como arma política y el ataque a grupos minoritarios se está intensificando en muchos estados miembros de la UE.

La triste realidad es que, en 2024, a pesar de los numerosos avances en favor de la equidad y la igualdad en nuestras sociedades, estamos viendo un compromiso creciente de millones de euros para grupos de «guerra cultural», que pretenden hacer retroceder las libertades y los valores que, en Europa, da por sentado.

Partes de la derecha política, envalentonadas por los acontecimientos en Estados Unidos y el fracaso de Roe vs Wade, ahora ven capital en atacar la salud sexual y reproductiva y los derechos de las mujeres y LGBTQ+, bajo el disfraz de la demografía y las preocupaciones sobre los llamados prácticas de gobierno «despertadas».

Esto ha pintado un objetivo en la espalda de los grupos minoritarios, hasta el punto de que el volumen de ataques contra personas LGBTQ+ en Europa alcanza ahora el máximo de una década.

Añadiendo combustible a la ira migratoria

Estos sentimientos están inflamando aún más el discurso político sobre la inmigración. Alemania, un poderoso Estado miembro de la UE, está siendo testigo del aumento de la popularidad del partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD), lo que fomenta debates en torno a las deportaciones masivas.

Los crecientes temores en torno a la inmigración, junto con el aumento de los sentimientos antigénero, están colocando a los refugiados LGBTQ+ en un riesgo alarmante de discriminación y deportación.

Tanto la ONU como la UE han reconocido el llamado al reconocimiento de las necesidades específicas de los refugiados LGBTQ+.

Las personas transgénero, que enfrentan niveles elevados de transfobia en toda Europa, corren un riesgo especial. El gobierno de Hungría, por ejemplo, se opone abiertamente a un lenguaje inclusivo a nivel internacional y los niveles de delitos de odio denunciados están aumentando.

El temor a revelar información confidencial a funcionarios en la frontera con Ucrania, junto con la preocupación de ser rechazados en la frontera o confiscados sus documentos de identificación, ha disuadido a muchas personas homosexuales en Ucrania de intentar salir de su país.

Algunos lo tienen aún peor

Esta experiencia es aún peor para quienes han enfrentado discriminación y acoso por su raza.

Muchos refugiados se establecieron en industrias clave antes de verse obligados a huir; conectarlos con oportunidades económicas y de capacitación ayuda a su integración en sus países de acogida y permite que personas capacitadas adapten sus experiencias preexistentes para adaptarse a los nuevos mercados laborales.

Sin embargo, por primera vez desde 2010, somos testigos de un cambio preocupante a medida que países como el Reino Unido, los Países Bajos y Japón han reducido sus compromisos financieros para abordar la violencia de género.

Además, han asignado una proporción menor de la ayuda total para apoyar iniciativas de igualdad de género.

La financiación tiene un impacto significativo en las organizaciones LGBTQ+, ofreciendo un apoyo fundamental no solo para contrarrestar los millones invertidos en grupos de odio anti-LGBTQ+ sino también para ayudar a algunos de los miembros más vulnerables de la comunidad.

Libertades ganadas con tanto esfuerzo bajo fuego

Está claro que el aumento de la retórica antigénero y la escalada de violencia contra la comunidad LGBTQ+ en Europa requieren una respuesta urgente y una erradicación de nuestra sociedad.

Esta reacción debe provenir de nuestros funcionarios electos, con el compromiso de defender los valores y derechos de los grupos minoritarios.

También debe provenir de esfuerzos de colaboración más profundos, que resalten el papel fundamental que pueden desempeñar la financiación y la coordinación tanto para contrarrestar los ataques motivados políticamente como para brindar salvaguardias a los más vulnerables de nuestra sociedad.

A medida que navegamos por un mundo cada vez más tumultuoso y cargado de conflictos, tanto en el sentido físico como político, el respaldo incondicional a la igualdad de derechos para todos será cada vez más esencial para el bienestar y la resiliencia de los grupos minoritarios dentro de Europa.

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No podemos permanecer impasibles como observadores pasivos mientras los ideólogos apuntan a las libertades ganadas con tanto esfuerzo en nuestro continente.

Camille Ogoti es una activista de derechos humanos que actualmente lidera la respuesta humanitaria de la Organización para el Refugio, Asilo y las Migraciones (ORAM) a la crisis de Ucrania desde Berlín, en asociación con la Alianza para la Igualdad de Género en Europa.

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