mayo 24, 2024

«Agenda este contacto. Me lo agradecerás». La recomendación llegó de boca en boca hace un par de meses y Evangelina Márquez escuchó a su amiga. Agregó TranscribeMe como un nuevo contacto, y después de probar este nuevo herramienta que convierte los mensajes de audio de WhatsApp en texto, ella estaba fascinada. Como periodista, pensó para sí misma, estaba segura de que sería muy útil en su trabajo diario. Evangelina hizo lo mismo que su amiga había hecho con ella y envió TranscribeMe a todos sus familiares y amigos.

“Yo no conocía la aplicación, pero la persona que me la envió es de total confianza y entonces comencé a usarla. Una de las personas que más la usa hoy en día es mi mamá, que tiene 84 años y como escucha cada vez menos, le cuesta mucho entender los audios, y se enferma”, dice Evangelina, quien tiene 33 años y trabaja como freelance para diferentes medios.

Detrás de TranscribeMe está la ingeniera mecánica salteña Jimena López Morillo, que en pocos meses pasó de trabajar en una relación de dependencia a ser dueña, como ella dice, de su propia empresa, gracias a este traductor de Inteligencia Artificial que creó junto al ingeniero nuclear Ignacio Fabre, y que pasó de tener pocos seguidores a más de un millón de usuarios en todo el mundo. Todo en tan solo cinco meses. “Fue todo una locura. Nunca pensamos que esto escalaría de la manera que lo hizo”, dice López Morillo, quien recientemente recibió el reconocimiento del gobierno de Salta por ser la primera mujer de esa provincia en convertirse en ingeniera mecánica. “La idea surgió por necesidad. Muchas veces me enviaban audios y no los podía escuchar porque estaba en una reunión, por ejemplo, y le pedía a esa persona que me enviara un texto”.

Una idea para WhatsApp compartida entre amigos

¿Por qué no creamos una aplicación que pueda traducir audio a texto?, lanzó Jimena al aire una tarde. Junto a él estaba Fabre, un amigo y colega, que inmediatamente aceptó el reto. “Ya había herramientas de traducción, pero para usarlas había que descargarlas, iniciar sesión y todo eso, y muchas veces la gente no quiere pasar por todo ese proceso. Por eso, desde un principio pensamos que podía funcionar a través de WhatsApp, y nos entusiasmó la idea de hacerlo con Inteligencia Artificial”, explica la salteña.

A finales de febrero pasado se lanzó el primer prototipo de TranscribeMe, y los primeros en recibir el contacto en sus celulares fueron los familiares y amigos de ambos ingenieros, a quienes se les pidió por favor utilizar el chatbot y darles su opinión. De manera orgánica, y de boca en boca, o más bien de celular en celular, este contacto cuyo número es +549 11 5349-5987 fue reenviado miles de veces, hasta llegar al millón de usuarios en tan solo dos meses.

Su funcionamiento es sencillo. Una vez programado el contacto, como cualquier otro, el usuario deberá reenviar el audio que desea traducir. En unos segundos, el chatbot de IA dirá que está «transcribiendo», y convertirá toda esa conversación a formato de texto. La precisión con la que trabaja es una de las claves del éxito de esta herramienta, que detecta correctamente palabras, preguntas, pausas y puntuación. Incluso es capaz de identificar emociones, como el llanto. “Desde que lanzamos el prototipo, que solo se traducía al español, las mejoras son constantes. Los usuarios crecieron de golpe y luego se fue ralentizando, y entonces tuvimos que trabajar en eso. Al poco tiempo añadimos otros idiomas, como inglés y portugués, y hoy se traduce a unos 30 idiomas. La IA está metida en todo”, explica Jimena, quien tiene 28 años y es egresada del Instituto Balseiro de Bariloche.

Jimena López Morillo, una de las creadoras de TranscribeMe.

Jimena López Morillo, una de las creadoras de TranscribeMe.

Cerca de 10.000 usuarios dispuestos a pagar

TranscribeMe, actualmente, Tiene una limitación de uso para su versión gratuita que, según el experto en robótica, es de 20 minutos al mes. luego pasa a ser una aplicación paga, que hoy cuesta unos 800 pesos al mes. Del millón de usuarios, hay unos 10.000 que desembolsan ese dinero cada 30 días, la mayoría profesionales y estudiantes. “La verdad que todo creció muy rápido. Tenemos gastos asociados a que la aplicación funcione correctamente, además de pagar WhatsApp, que nos cobra por dejar correr nuestro programa encima”, explica el ingeniero.

Hoy, la idea que nació una tarde de verano en medio de una charla entre amigos, es un negocio que escala a gran velocidad, y según sus creadores, ya han recibido varias ofertas de compra. Pero TranscribeMe, dice López Morillo, no está a la venta. Al menos por el momento. “Es un mundo nuevo para mí, que vengo de trabajar en robótica para el Estado y luego para una empresa. Siempre en relación de dependencia, y ahora soy dueño de esta empresadonde trabajamos cinco personas…

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