En pocos años Chile ha pasado de ser un país con poco reguetón a irrumpir en la escena internacional con artistas locales de música urbana como la autora Cris MJ, quien alcanzó el Top 10 de Spotify a nivel mundial el pasado mes de abril con el tema “Una noche en Medellín”. «, compartiendo espacio con grandes como Elton John, Justin Bieber y Dua Lipa.
«La música urbana chilena es una corriente muy grande que tiene mucha fuerza. Se caracteriza por su batería, lo instrumental y por lo que transmiten los artistas en sus letras», explicó a Efe la artista Polimá Westcoast horas antes de su debut en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar (Chile).
“Siento que los ojos se posaron en Chile por el impacto de su música urbana. Están, por ejemplo, mis raíces angoleñas, que se juntan con lo que canto, que es chileno. Tiene mucha fuerza y eso es no voy a parar», añade el cantante, reivindicando el origen africano de su padre.
2022 fue el año dorado para la música urbana chilena, al menos en la plataforma Spotify: en 2021 ningún artista chileno entró en la lista de los músicos más escuchados en Chile, mientras que el año pasado seis de los músicos más escuchados fueron nacionales. .
SONIDOS EXTRANJEROS
La música urbana chilena tiene apenas cinco años, pero sus raíces se remontan años atrás, a principios de la década del 2000, cuando el sonido del reggaeton se propagó con un grupo de inmigrantes haitianos que importaban esos ritmos, el experto en historia de la música popular chilena y profesor de la Universidad Católica, Matías Hermosilla.
Los ritmos haitianos fueron escuchados por un exitoso programa de televisión dirigido a adolescentes, «Mekano», y coincidió con la llegada de Internet y las computadoras personales, que rompieron las fronteras de la producción musical, haciéndola accesible con pocos recursos.
El momento que consolida el reguetón entre el público chileno, remarcó Hermosilla, es la actuación de Daddy Yankee en el Festival de Viña del Mar, en 2006, con una acertada escenografía que cautivó a los espectadores.
EN COMUNIDAD
Los artistas actuales de la música urbana chilena se formaron en casa, autoproduciendo sus canciones y creando un nuevo movimiento musical.
“Todos empiezan a ser amigos, empiezan a conocerse y a trabajar juntos, hacen fiestas a las que al principio va poca gente, ellos mismos cortan las entradas, salen a vender y ponen sus canciones que aún no han salido. Empezó a ponerse de moda», recordó Hermosilla.
Los artistas locales de música urbana, que dieron el salto en Chile en 2018, se hicieron espacio ayudándose unos a otros: cuando alguien tiene éxito, colabora con otros que recién comienzan, generando redes de apoyo y construyendo alianzas cohesionadas.
“La gran mayoría nos conocemos desde antes de hacer música. Tenemos una relación muy fuerte, de lazos que se generaron como una hermandad. Colaborar es algo normal entre nosotros”, remarcó Polimá.
“Aquí hay una gran alianza, entre artistas no hay envidia. Nos apoyamos, porque entendemos que somos un país pequeño y que estamos solos contra el mundo”, agregó.
El impacto de la música urbana chilena en el panorama internacional se vio reflejado en el Festival de Viña del Mar de este año, que se realiza esta semana y donde por primera vez estuvo presente el reguetón local, con Paloma Mami y Polimá, así como con la colaboración de Cris MJ junto a la colombiana Karol G, quienes abrieron el concurso.
La huella del reguetón chileno se consolida a nivel mundial, normalizando vulgarismos locales como «pololos» (novios), «flaite» (macarra) o «concha tu madre» (insulto chileno), como sucedió años atrás con el reguetón colombiano, reivindicando la jerga de origen «popular» que tienen muchos artistas, criados en barrios de la periferia.
Las cifras muestran que la música urbana en Chile se está consolidando a escala mundial, lo que, para Polimá, es un fenómeno que llegó para quedarse.
“Nacerán muchos artistas, mujeres, hombres, productores o diseñadores que en el proceso se formarán y se convertirán en superestrellas. La música chilena se consolidará en el mundo -concluyó-, y habrá grandes hitos”.
por Iñaki Martinez Azpiroz con fotos de Adriana Thomasa / EFE