Faltan pocos meses para las elecciones generales de Brasil y los seis principales candidatos presidenciales participaron el domingo en el primer debate televisado.
Enfrentándose por primera vez en público, los presidentes actual y anterior, Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva, se robaron el protagonismo con discusiones que giraron hacia acusaciones de corrupción y engaño.
El titular de extrema derecha llamó a Lula «ladrón» minutos antes de que comenzara el debate, en referencia a un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras. Fue más allá y calificó al gobierno del expresidente como el más corrupto de la historia de Brasil.
Lula, de 76 años, se apresuró a reprochar el historial de su gobierno en términos de reformas sociales y dijo que Bolsonaro «está destruyendo» el país.
Durante el debate, que duró tres horas, Lula centró su discurso en la defensa del medio ambiente y la Amazonía.
Bolsonaro arremetió notablemente contra la periodista Vera Magalhaes, después de que ella afirmara que había difundido información falsa sobre las vacunas contra el COVID. Él niega estas acusaciones y la llamó una “vergüenza para el periodismo brasileño”.
Según las últimas encuestas del Instituto Datafolha, Lula aventaja a Bolsonaro en un 47% frente a un 32%. Otras encuestas dan una ventaja menor a Lula.
Además de los dos favoritos, los organizadores del debate invitaron a otros cuatro candidatos, incluido el exministro de Finanzas Ciro Gomes del PDT (centro-izquierda) y la senadora Simone Tebet del MDB (centrista), tercero y cuarto respectivamente en las encuestas.
Corrupción
El expresidente estuvo detenido entre abril de 2018 y noviembre de 2019 tras ser condenado por corrupción. Recuperó plenos derechos políticos en 2021, cuando el Tribunal Supremo anuló estas condenas al dictaminar que el tribunal que lo había juzgado en primera instancia era incompetente.
A lo largo del debate, Lula argumentó que su inocencia había sido probada, pero los otros candidatos lo acusaron repetidamente de corrupción.
En 2018, año en que Bolsonaro ganó las elecciones, el actual presidente solo participó en los dos primeros debates. Un mes antes de la primera vuelta, fue apuñalado en un encuentro y tras ser operado no volvió a los debates.
