mayo 17, 2024

Un juzgado de San Sebastin ha dado la razn al establecimiento del chef Paulo Airaudo, en el que existe una clusula de penalizacin de 170 por persona en caso de modificar o cancelar una reserva con menos de 72 horas de antelacin.

Si un vuelo o un hotel se paga por adelantado por qu no puede ocurrir lo mismo con un restaurante? La reflexin la hace el chef Paulo Airaudo, a quien un juzgado de San Sebastin acaba de dar la razn por haber cobrado a un cliente 510 euros por no presentarse a una cena cuya reserva no cancel.

La noche del 16 de julio de 2021, el restaurante Amelia, situado en el donostiarra paseo de La Concha, que logr su segunda estrella Michelin a finales de ese ao, esperaba a tres comensales que no aparecieron, por lo que carg en la tarjeta de la persona que haba hecho la reserva la cantidad estipulada en su poltica de cancelacin, que haba sido aceptada por el cliente cuando efectu el trmite «online».

Airaudo recuerda la conversacin que mantuvo con el cliente cuando, el 17 de julio, este intent que le asignasen una mesa para ese da, ya que haba retrasado 24 horas su visita a la ciudad y con ello aplazado tambin su estancia en el Hotel Villa Favorita, en cuyo edificio se encuentra el restaurante, aunque las empresas son diferentes.

Esa persona haba avisado al establecimiento hotelero, pero asegur que se olvid de hacerlo a su restaurante y que dio «por sentado» que desde el hotel avisaran.

El chef argentino, asentado desde hace un lustro en San Sebastin, le dijo que tanto para la cena de ese da como para la comida del 18 de julio, el local estaba completo, por lo que ofreci al cliente una mesa en Amelia para quince das despus, pero este rechaz la propuesta, explica Airaudo a EFE.

El hombre le advirti de que llevara el asunto a los tribunales por haberle cargado ya en su tarjeta la suma de los tres cubiertos -170 euros cada uno- sin haber disfrutado del servicio. Semanas despus le lleg el requerimiento del juzgado, el juicio se celebr en diciembre de 2022 y en marzo de este ao se dict la sentencia, un pronunciamiento firme que desestima «ntegramente» la demanda del cliente, notario de profesin.

El titular del Juzgado de Primera Instancia nmero 2 de San Sebastin destaca que la aceptacin de la clusula de penalizacin para el supuesto de no presentarse el comensal en el restaurante «era un requisito ‘sine qua non’ para efectuar la reserva».

All se deca que se aceptaban anulaciones sin cargos hasta 72 horas antes y «que cualquier cancelacin o modificacin despus de ese tiempo estaba sujeta a una tarifa de 170 euros por persona».

«Se trata adems de una clusula redactada de forma sencilla, de fcil comprensin y de significado unvoco (…) Supera en todo caso los controles de incorporacin y transparencia, debiendo apreciarse adems que el cliente tiene la profesin de notario», seala el juez.

Da por acreditado que en esa fecha el precio medio por cubierto en Amelia era de 287,77 euros, por lo que no cree desproporcionada la cuanta de la penalizacin.

Afirma que la incomparecencia de esos tres clientes supuso «un perjuicio econmico» para un negocio que «busca la excelencia y distincin tanto en la obtencin de la materia prima (bogavante de Escocia o productos originarios del Japn -puso como ejemplos-), como en su elaboracin y posterior presentacin al comensal», apunta el juez, que cita las palabras de uno los responsables del restaurante que testific.

Paulo Airaudo remarca que no le interesa «una mesa vaca», que «pierde dinero». Lo que quiere es dar de comer y llenar su restaurante, aunque asegura que tiene ms incidencias de las que le gustara por las cancelaciones de ltima hora, aunque esta es la primera vez que se resuelve una en un juzgado.

Comenta que este pasado mircoles le ocurri con una reserva para seis personas, que intentaron cambiarla el mismo da a las dos de a tarde. «Vamos a ir de muy mala gana, me dijeron cuando les comunicamos que no podan hacer el cambio. El culpable al final soy yo», se queja.

Lamenta que en ocasiones el cliente se olvide del perjuicio que causa con sus decisiones de ltima hora y espera que esta sentencia sirva para que sus colegas no tengan reparos en aplicar este tipo de polticas de cancelacin en las que todo quede «bien escrito».

«La gente tiene miedo a cobrar por su trabajo», subraya este cocinero, que en la capital guipuzcoana ha extendido su oferta gastronmica con otros negocios y que cuenta con restaurantes en Londres, Barcelona y Hong Kong.


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