mayo 8, 2024

El último Índice Barómetro Ag de noviembre de 2022, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad, revela una importante caída con relación a la medición de septiembre pasado y se encuentra entre las más bajas desde que se inició la medición hace 4 años.

La principal caída se da en el Índice de Condiciones Presentes con 45 puntos, y se ubica como el segundo peor entre las 24 mediciones, solo comparable con noviembre de 2018, época también muy afectada por la sequía.

“Los dos componentes de este índice son muy negativos, tanto en términos de la situación financiera actual en comparación con la de hace un año: 44 vs 70, respectivamente. Y también en lo que respecta al tiempo para realizar inversiones, que alcanzó su punto máximo en mayo de 2022 con un valor de 109”, indica el informe.

Al mismo tiempo, las expectativas futuras para los próximos 12 meses son muy negativas para la empresa en particular: el 51% de los productores piensa que va a estar peor.

Pero lo que mayoritariamente tienen los productores negativos es la expectativa del sector agropecuario en los próximos 12 meses, donde el 86% piensa que vienen malos tiempos. Este porcentaje se encuentra entre los tres más bajos en la historia del Ag Barometer Austral.

En orden de relevancia, las causas de este pesimismo y desánimo de los productores, tanto en la actividad agropecuaria, son: el clima, los mercados y precios agropecuarios, la incertidumbre política en Argentina, y la inestabilidad macroeconómica global y local.

Por primera vez en la historia del Ag Barómetro Austral, el clima (58%) lidera las preocupaciones de los productores para los próximos 12 meses, superando en magnitud de importancia a la incertidumbre política (39%) y la inestabilidad económica (27%), que son una constante para los hombres del campo del país.

Al cierre de esta nueva edición de este informe, se estima que la mitad de la cosecha de trigo 2022/23 se ha perdido, mientras que el maíz y la soja enfrentan escenarios complejos con retrasos en las tareas de siembra. “Si no hay precipitaciones en momentos críticos, podrían generar pérdidas importantes en la producción de maíz que oscilarían entre 6 y 10 millones de toneladas, es decir, el equivalente a unos 3.000 millones de dólares menos en exportaciones, con el consiguiente impacto en la oferta de divisas en Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios”, estiman los especialistas del Centro de Agronegocios y Alimentos.

En el caso de la soja, teniendo en cuenta que las intenciones de siembra son superiores a las de la campaña anterior -en parte por la sustitución del maíz por soja-, los expertos consideran que es necesario esperar a que las últimas lluvias impliquen un cambio de tendencia en para estimar mejor el impacto en los rendimientos.

A la fecha, la siembra de soja alcanza el 29,1% de la superficie proyectada para la campaña 2022/23, registrando un avance semanal de 9,7 pp y un retraso interanual de 17,2 pp, debido en gran parte a la baja humedad del país. parte de lotes. “Algunos cálculos sostienen que la producción de soja podría resultar en 10 millones de toneladas menos de lo estimado, con una menor entrada de divisas de 5.000 millones de dólares a precios de hoy y que, en primer lugar, será una menor renta para los productores”, detalla el informe y agrega: “En resumen: sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz, se puede esperar una caída en el ingreso de divisas de 10.000 millones de dólares a precios de exportación para el 2023, lo que supondrá un monto muy importante de menores ingresos para productores.”

Todas estas consideraciones sustentan el pesimismo de los productores agrícolas en relación a su situación financiera para los próximos 12 meses, así como la del sector, con un total de más de 20 millones de toneladas menos producidas y su consecuente impacto negativo en todos los integrantes. de las cadenas comerciales.

Ganadería, con pesimismo

La nueva edición del Ag Barómetro Austral también marca el «notable deterioro» de las expectativas de rentabilidad en todos los eslabones de las diferentes actividades ganaderas. De la misma manera que en noviembre de 2021, se preguntó a los productores sobre sus expectativas en cuanto a la rentabilidad de diferentes actividades de la cadena ganadera de carne y los resultados fueron muy negativos.

En las granjas de cría, el 27% estima actualmente muy buena/buena rentabilidad, frente al 35%, muy mala/mala. En las actividades de crianza, el 13% como Muy bueno/bueno frente al 43% muy malo/malo. En pastoreo invernada, el 12% Muy bien/Bueno frente al 52% Muy mal/mal. Los peores números se dan en los corrales de engorde/cebaderos: un 4% Muy bueno/bueno, frente al 80% Muy malo/malo.

Estos resultados se vuelven más impresionantes cuando se comparan con la medición de hace un año, ya que todas las expectativas negativas han crecido considerablemente: Cría: 9 vs 39; traseros: 15 contra 43; engorde pastoril: 13 vs 52; corral de engorde/corral de engorde: 21 vs 80.

Las causas de la caída de la confianza de los ganaderos son varias y todas se pueden ver reflejadas en la caída de los precios reales en Liniers – Cañuelas, y resultan tanto de factores de oferta como de demanda.

Entre las variables que afectan negativamente la demanda se pueden mencionar la permanencia de las prohibiciones de exportar ciertos cortes, la caída de los precios internacionales por la recesión en Europa y la salida de China del mercado en los últimos meses. También la caída de los salarios reales en Argentina, que pierde poder adquisitivo ante la inflación.

En cuanto a la oferta, se puede mencionar el impacto de la sequía, que acelera la venta de animales en desuso, acentuando la…

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