mayo 18, 2024

A poco del fin del dólar de la soja, el mercado internacional desvía la mirada del ciclo que termina y se enfoca en el nuevo 23/24, donde los datos son bajistas: stocks de maíz mucho más altos, stocks de soja más altos y mercado para el trigo. con algunos países bajando y otros subiendo. Dante Romano, docente e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, afirma que “los fondos especulativos están saliendo de su puesto comprados en soja y aumentando las ventas de maíz y trigo”.

Según Romano, el dólar de la soja lo “distorsiona” todo: “Los compradores elevan su objetivo colocando un mayor margen en la soja, pero con la convicción de que después será más difícil aprovisionarse de soja, y también como forma de colocar pesos. Esto también genera recompras en el mercado diferido. Todo esto termina por mejorar el desempeño argentino sobre el internacional. Pero todo podría desmoronarse cuando termine el dólar de la soja”.

Para el profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral sede Rosario, la gran interrogante es si el productor local validará las caídas de precios más adelante, poniendo un piso a los precios. “La limitación para esto es que los compradores no trabajarán a pérdida si pueden obtener granos más baratos de otros orígenes”, considera.

Entre sus recomendaciones, Romano apunta a ser “muy prudentes y más sofisticados a la hora de cubrir los riesgos políticos asociados. Los granos no son «dólares», son granos que tienen un precio en dólares. Si bajan y luego sube el tipo de cambio, puede pasar que el primero acabe siendo más alto que el segundo, y en definitiva nos quedemos con menos dinero en la cuenta”.

Cuando se le pregunta cómo está quedando el dólar de la soja, Romano responde: «Muy débil». “El retraso en la cosecha, los rendimientos incluso peores de lo esperado, la expectativa de precios más altos y la inestabilidad económica llevaron al productor a ser muy reacio a vender”, detalla.

Según explica, los compradores aceleraron sus intenciones de compra en las últimas semanas del programa, poniendo más dinero sobre la mesa, e incluso trabajando con márgenes negativos, con la expectativa de originar “lo que puedan” antes de que finalice este ciclo.

“La aparición de algunas alternativas para mantener la recaudación dolarizada al tipo de cambio oficial fuera del sistema bancario, llevó al cierre de algunos negocios más. Pero lo cierto es que, si el rumor era que la expectativa de ingreso de divisas era de 5.000 millones, con suerte llegaremos a la mitad”, agrega Romano.

Finalmente, se pregunta: “¿El gobierno jugará la última carta? ¿Se sumará el maíz al dólar agrícola? La decisión de otorgar subsidios a la cadena de carne y leche apuntaría a eso. Pero parece poco probable que esto suceda”, estima.

Romano también menciona la posibilidad de una devaluación más rápida del tipo de cambio oficial y considera: “Si eso sucede, muchos pueden pensar que no tiene sentido vender granos ahora bajo este sistema. Pero eso es un error: lo mejor sería acordar vender granos hoy a $300/USD y colocar ese dinero en el dólar oficial a $220/USD. Entonces, si vemos una recuperación en el tipo de cambio oficial, lo haremos con una base de precios más sólida y un diferencial de tipo de cambio al principio”.

Respecto al cierre de la campaña 22/23 en el hemisferio sur, el especialista de la Universidad Austral indica que los números están del lado de la oferta: «una muy mala campaña de maíz y soja en Argentina, compensada en gran parte por Brasil, y una campaña internacional demanda que no tiró tanto como se esperaba”.

Romano explica que esto se combinó, a su vez, con fondos especulativos que anticiparon la situación con fuertes alzas y -ahora dada la noticia- ahora toman ganancias, generando un patrón de precios negativo.

“Los precios internacionales fueron presionados a la baja por la toma de ganancias especulativa, la gran oferta brasileña que le quitó las compras chinas, generando excedentes en EE.UU., y a su vez poniendo techo a los precios locales. Los precios de las posiciones disponibles se encuentran en niveles donde generan un contramargen “tolerable” para las industrias, pero que, a estas alturas del año, con la cosecha arriba, debería ser positivo. A medida que se desvanecía el interés por vender soja y los precios del maíz perdían brillo, aparecieron operaciones de maíz, especialmente tarde. Pero la verdad es que todavía hay riesgo productivo”, concluye.

¿Qué esperar de la cosecha 23/24?

El informe del USDA apunta a mayores existencias de maíz y soja, lo que genera una lectura claramente bajista. “Si bien es cierto que el productor argentino no va a querer tomar esos precios, también es cierto que los compradores no van a validar ningún precio para Argentina”, dice Romano.

“De hecho, para Argentina se prevé una recomposición de la oferta a 48 mill.tt. y para Brasil un nuevo aumento hasta los 163 millones de tt. con una mejora de 8 mill.tt. Las perspectivas de la demanda en China eran buenas noticias: se espera que se reanude el crecimiento, sumando 2 millones de t. Pero la verdad es que sus compras vienen con relativa lentitud, excepto cuando se encuentran con mercadería muy barata como la actual de Brasil”, explica el especialista del Centro de Agronegocios y Alimentos.

“Todo esto sumado hace que el USDA espere un aumento de las existencias mundiales, que con 122 mill.tt. sería un registro histórico. Aunque el stock/consumo pasaría del 27% que trae hace cuatro años a casi el 32%, aunque la media mundial es del 22%. Esto nos hace pensar que, a medida que pase el tiempo y los distintos países hagan realidad estas expectativas, veríamos caer los precios hasta la zona de los 300 USD/t a finales de año. Pero todo dependerá de que haga buen tiempo y no tengamos…

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