Que Charlene de Mónaco Y Carolina de Mónaco están en desacuerdo es la comidilla de toda la prensa rosa cuando pone sus ojos en el Principado. Si es mito o realidad, aún no se sabe, pues los protagonistas nunca hicieron público ningún comentario directo sobre esta situación, que poco y nada parece preocupar al Príncipe Alberto.
Cuenta la leyenda que al principio, Carolina de Mónaco dio una cálida bienvenida a la entonces novia de su hermano, pero que las cosas se volvieron más distantes con Charlene de Mónaco cuando decidieron fijar una fecha para la boda.
Una de las hipótesis sobre este posible distanciamiento la deslizó el escritor Philippe Delorme, en una entrevista con la revista francesa Madame Figaro, donde argumentaba que, para muchos, el 1 de julio de 2011 se celebraría una boda entre Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto, sino más bien un matrimonio de conveniencia.
Tantos años de soltería habían puesto en duda las posibilidades del príncipe Alberto de formar una familia, a la que finalmente llegó, junto con la ex nadadora sudafricana. «Eligió una esposa que se parecía a su madre, y Charlene de Mónaco Claramente se sintió muy incómoda en este papel de Grace Kelly que querían que hiciera”, explicó Delorme, quien no se atrevió a confirmar si Carolina de Mónaco comentó desconfiar de su cuñada a partir de ese momento.
Otro de los hechos puestos bajo el microscopio se produjo en la recepción posterior, en la Ópera de Montecarlo, que estuvo bajo la supervisión de la célebre Françoise Dumas. Como manda el protocolo, a la derecha de la novia debía colocarse su padre, pero a la izquierda del novio estaba el de su madre, espacio que debió estar reservado para Carolina de Mónaco. Sin embargo, la madre de Charlene de Mónaco Terminó manteniendo ese privilegio, algo que parece haber terminado siendo imperdonable para la mujer más influyente del Principado.
Error u omisión de protocolo, nadie se encargó de corregir la situación. Ni el Príncipe Alberto ni la propia Dumas, sembrando así la curiosidad que se ha construido, desde ese momento, entre la actual Princesa Consorte de Mónaco y su cuñada, Carolina de Mónaco.
Sucede que, una vez consumado el matrimonio, las dos Princesas de Mónaco tomaron caminos distintos en público y las demostraciones de cariño desaparecieron por completo, hasta el punto de que Charlene de Mónaco siempre estuvo ausente del Baile de las Rosas, que organiza todos los años Carolina de Mónaco.
Pensar una foto juntos, como antaño, se ha vuelto imposible para los reporteros, que ya se han acostumbrado a fotografiarlos por separado, si alguna vez comparten una reunión en la Casa Grimaldi.