En ese sentido, Juntos por el cambio parecía haber perdido la oportunidad de sacar provecho de los errores de los funcionarios más cercanos al gobernador. De hecho, en las críticas lanzadas al peronismo cordobés por ambos (Cardozo y Mosquera), en ningún momento hubo un intento de desprestigiar al gobernador cordobés.
Esto es más que extraño si se tiene en cuenta la sustancia que le ponen algunos opositores a sus discursos cuando dicen que quieren ser gobernadores y que incluso están dispuestos a romper la paz dentro de la coalición para serlo. ¿Por qué tanto respeto?
Para la oposición, una competencia contra el aparato peronista en Córdoba será muy difícil si se pierden las oportunidades abiertas para golpear con fuerza. Quizá el freno se ponga sobre la base de un posible mayor acuerdo de la dirección nacional con el propio peronismo, lo que termina por dilapidar las apasionadas intenciones de algunos socios de Juntos por el Cambio.
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De todos modos, a Juan Schiaretti le ayudó la falta de momento oponente para darse una semana de renovaciones. Y así afrontar su última etapa como gobernador sin posibilidad de ser señalado por los escándalos que sacudieron su gestión.
En la próxima semana le espera un anuncio importante al presidente de Córdoba, si se cumple su “plan primavera”. En este, presentaría al público su posición para 2023, para lo cual ya se sabe que, como mínimo, trabajará para armar una propuesta para competir con el kirchnerismo.
También se especula con una posible candidatura, aunque eso sería aventurarse mucho más allá de una semana. Y eso, en la política argentina, es una exageración.
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FUENTE: urgente 24
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