abril 19, 2024

El flamante «superministro» de Economía, Sergio Massa, cree que las prioridades son ordenar el gasto, reconstruir reservas, mejorar el perfil de vencimiento de la deuda en pesos y sostener el ritmo de actividad económica y empleo. Todas definiciones, como mejorar los ingresos de las capas medias y bajas de la sociedad con lo que aspira no solo a intentar restablecer el control de botón de la economía argentina sino también a conseguir su boleto para las próximas elecciones presidenciales.

Para desplegar estos objetivos, Massa reúne a su equipo. Los nombres que suenan con más fuerza por ahora son: Marco Lavagna para viceministro, Matías Tombolini en Comercio Interior, el vasco De Mendiguren en Desarrollo Productivo y Gabriel Delgado en Agricultura y Lisandro Cleri en finanzas. También lo asesoran el padre de Marco, Roberto Lavagna, y Manuel Álvarez Agis, quien se postuló varias veces para el cargo de ministro.

Como ha dicho en reiteradas ocasiones, Massa buscará cumplir con el acuerdo del FMI y ese objetivo es a través del ajuste fiscal, pero no de la devaluación para lograr una meta que parece muy compleja de lograr.

Otro de los objetivos a los que apunta Massa es sumar reservas en el Banco Central. Su idea, más que insistir en buscar esas divisas en la agricultura, apunta a sus relaciones internacionales y así obtener fondos frescos de organismos multilaterales, bancos centrales a través de convenios con bonos de garantía y otros instrumentos para alimentar las débiles arcas del BCRA.

También para mejorar el «perfil de reservas» apunta directamente a los subsidios a los servicios públicos, meta que el kircherismo se ha resistido a modificar en los últimos años del gobierno de Alberto Fernández.

Quienes trabajan cerca de Massa revelan que analizan aplicar, como hizo Néstor Kirchner al inicio de su presidencia, implementar una suma fija para los trabajadores como mecanismo para compensar -en parte- la aceleración de la inflación. Incluso analiza algo similar para los jubilados, pero parece difícil dado que pretende cumplir con las metas de austeridad que están en el acuerdo con el FMI.

Por ahora, las primeras señales de los mercados financieros fueron positivas pero habrá que ver si continúan por esta senda. La situación económica, financiera y social es sumamente delicada y los mercados siempre piensan con el bolsillo, no con el corazón, más allá de las simpatías que distintos actores del establishment local e internacional le tienen a Tigre. También en cómo logra avanzar en sus objetivos dentro de un grupo interno del Frente de Todos que colaboró ​​para colocar en un camino de cornisa al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kichner.


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