A 20:57 sonaron los primeros acordes. La gente dentro del Movistar gritaba de ganas. Las luces se apagaron mientras, a toda prisa y al trote, seguían entrando las personas que estaban en la fila.
Antes de que comenzara el espectáculo, al ingresar al recinto, la cancha del Movista Arena estaba repleta de sillas en las que la producción dejó estrellas del tamaño de la palma de su mano extendida, hechas de papel blanco, impresas con la leyenda: “LEVANTAR EN PRUEBA CANCIÓN N °2″. Las sillas se llenaron rápidamente.
A 9 en punto Ana Gabriel vocalizó la primera nota del concierto vestida de blanco impecable y envuelto en una mezcla de oscuridad y olores de cabras (palomitas de maíz) y perfumes florales con toques de vainilla. A diferencia de otros artistas, no hizo esperar a su público y eso se agradece.
Según lo anunciado por las estrellas dispuestas en las sillas, la canción número 2 fue «Evidencias» y ni que decir tiene que cantaron los fans de la Luna de América. Yo, como cientos de otros, lo hice con el pecho en una mano y la emoción en el cuello.
Cuando la intensidad estaba al máximo, al final de la canción, María Guadalupe Araújo. Se tomó un momento para saludar al público y hablar con tranquilidad. Habló con orgullo de la estrella del paseo de la fama en Hollywood que le entregaron en noviembre de 2021, señalando que el camino para lograr la realización de los sueños es «amor y disciplina».
Luego dijo que Chile le había dado muchas alegrías, muchos premios, y agregó: “No sé si Chile es mío o soy de Chile”. En ese momento, ana gabriel vio una bandera venezolana.
Es importante recordar que la cantante dijo en 2013 que no dará concierto en Venezuela mientras Nicolás Maduro siga gobernando y esa promesa se ha cumplido. Luego del reciente show en Buenos Aires de la gira «Por amor a ti» (la misma que se presentó en Santiago de Chile), la cantante mexicana agradeció a los venezolanos que la han apoyado desde el inicio de su carrera, recordando los motivos razón por la cual no se ha presentado en el país del norte.

A causa de la bandera que se izaba entre el público, el cantante saludó a la gente del vino tinto y se hizo un gran ruido que dejaba intuir que no eran una minoría, pero tenían una presencia muy importante entre los asistentes.
La respuesta del público chileno no se hizo esperar y se escuchó un «CHI» que no resonó mucho.
Sin dar más espacio al asunto, ana gabriel transmutó su atención y la dirigió hacia los carteles en el público, uno de ellos decía: “De mayor quiero ser como tú”, leyó con dificultad y se disculpó por la distancia y la calidad de su visión.
Ya para cuando comenzaba la tercera canción, el público se sentaba, para levantarse intermitentemente cada vez que los instrumentos dejaban escapar los acordes de uno de los clásicos de su carrera que resonó en el Chile de los años noventa y dos mil.
No se si te pasa pero a mi me pasa que si escucho ana gabriel Puedo evocar fácilmente el olor de las flores, de la madera y de la cera, de la fruta fresca, de la cocina de verano. Pero también puedo recordar historias remotas de despecho por amor no correspondido de tías y amigas conversando frente a un cigarro. Además, la palabra «amante» resuena en mi inconsciente junto con una sensación de llanto, y es que el trabajo de ana gabriel Es como un concepto que engloba en sí mismo un abanico de sentimientos asociados al amor y al desamor.

Es que este nivel de conexión entre la música y la historia misma tiene esa vibra o frecuencia de misticismo que hace un recital de esta magnitud y calidad parece una misa como un ritual religioso con sus momentos de reflexión y catarsis.
Uno de los detalles que mencionas. ana gabrielY lo que fue difícil no apreciar también como asistente del espectáculo, fue la cantidad de jóvenes que estaban presentes. La vigencia y transversalidad del romanticismo de la cantante mexicana ha sabido tocar la fibra sensible de las nuevas generaciones que han abrazado su música como si hubiera sido escrita ayer.
alternativamente, ana gabriel Estaba hablando con el público y tirando sus hitazos, como quien trae y pone álbumes de fotos en la mesa familiar. Se escuchó «Mi Talismán» y por allí un señor lloró. Por aquí, una emocionada mujer con sombrero de charro se llevó las manos al pecho cuando la maxicana interpretó “Hasta que te conocí”. Cuando tocaba «El Cigarrillo», cuántos no veíamos a nuestras madres sufriendo, fumando de angustia y «recordando tantas cosas que creíamos haber olvidado».
Cuando cantó «La Reina», las damas se empoderaron y cuando Ana Gabriel finalmente hizo vibrar a todos con la canción «Luna»… ¡Imagínese! Solo lo resumiré diciendo que cuando sonó Luna hasta mis lágrimas mojaron el suelo de Movistar.
Entre canciones, el artista se tomó el tiempo de explicar una vez más la polémica de por qué no permitió y no permitirá que nadie se acerque a él en esta gira. Argumentó su salud, el covid, las futuras fechas de su concierto y que tu herramienta de trabajo es tu voz. Es sensato.
En otro momento de la conversación, leyó un cartel que decía «ConcepciónY con picardía dijo sorpresivamente: “Me quejé con Bizarro porque no me han llevado a esas ciudades” afirmando que su ausencia en otras latitudes del país no se debió precisamente a la falta de ganas.

También se dio el tiempo antes de terminar agradecer a cada una de las personas que hicieron posible el show. “Desde la iluminación, el sonido, los audiovisuales, hasta las personas que cortan los boletos, los choferes, la seguridad, hasta la persona que me prepara el té”. Por supuesto también saludó a su orquesta.
Como no quererla después de tanta entrega, tanta…

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