Un hombre pasa junto a un mural de la Tumba de Humayun bajo el logo de la cumbre del Grupo de los 20, en Nueva Delhi el 4 de enero.
Sajjad Hussain/AFP vía Getty Images
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Un hombre pasa junto a un mural de la Tumba de Humayun bajo el logo de la cumbre del Grupo de los 20, en Nueva Delhi el 4 de enero.
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India disfruta de su papel como anfitrión de la cumbre de ministros de Relaciones Exteriores del G-20 de esta semana, pero espera que su agenda no se vea dominada por la guerra de Ucrania.
Como presidente del Grupo de las 20 (G-20) principales economías, India quiere dirigir la agenda para el comienzo de la cumbre del miércoles hacia las prioridades para el Sur Global: cambio climático, seguridad alimentaria, inflación y alivio de la deuda.
Tres de los vecinos de la India, Sri Lanka, Pakistán y Bangladesh, buscan préstamos urgentes del Fondo Monetario Internacional, ya que los países en desarrollo en particular luchan contra el aumento de los precios mundiales de los combustibles y los alimentos.
Pero esos precios se han visto exacerbados por la invasión rusa de Ucrania, y las tensiones por la guerra amenazan con eclipsar todo lo demás.
Se espera que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, y su homólogo chino, Qin Gang, asistan a la reunión de dos días en Nueva Delhi.
En julio pasado, Lavrov abandonó una reunión anterior de ministros de Relaciones Exteriores del G-20 en Indonesia, luego de que los delegados occidentales denunciaran la guerra de Ucrania. En abril pasado, en otra reunión del G-20, la secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, y representantes de otras naciones occidentales se retiraron cuando habló Rusia.
La presidencia del G-20 de la India llega cuando se siente ascendente
El año pasado, la economía de India se convirtió en la quinta más grande del mundo, superando a la de su antiguo ocupante colonial, Gran Bretaña. En cualquier momento, se espera que India supere a China como el país más poblado del mundo. (Algunos dicen que ya sucedió). Se espera que su crecimiento este año sea el más fuerte entre las grandes economías del mundo.
La presidencia del G-20 es un rol rotativo: Indonesia lo tuvo el año pasado y Brasil será el anfitrión el próximo. Pero el gobierno del primer ministro indio, Narendra Modi, ha tratado de presentarlo, al menos ante una audiencia nacional, como un logro personal del primer ministro, ya que se postula para la reelección el próximo año.
Vallas publicitarias con la cara de Modi y el logotipo del G-20 de la India, que es muy similar al propio logotipo del Partido Bharatiya Janata de Modi, han aparecido en toda la India. En las últimas semanas, los pasos elevados de las autopistas en Mumbai y Nueva Delhi se han adornado con jardineras. Las farolas recibieron una nueva capa de pintura.
Y los habitantes de los barrios marginales han sido desalojados de los asentamientos informales a lo largo de las carreteras de la capital, donde las caravanas de dignatarios viajan esta semana.
Además de su enfoque en los temas económicos más relevantes para los países en desarrollo, otra razón por la que India quiere desviar la agenda de Ucrania es que ha mantenido vínculos con Rusia a pesar de la guerra. Modi ha pedido un alto el fuego, pero hasta ahora se ha negado a condenar la invasión del presidente ruso, Vladimir Putin. Y la India sigue comprando petróleo y armas a Moscú.
Pero en una reunión similar de ministros de finanzas del G-20 la semana pasada, Yellen acusó a los funcionarios rusos presentes de ser «cómplices» de las atrocidades en Ucrania y del daño resultante a la economía mundial.
Esa reunión, celebrada del 22 al 25 de febrero cerca de la ciudad de Bengaluru, en el sur de la India, terminó sin que se emitiera un comunicado conjunto final. Y los analistas han puesto en duda si la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de esta semana podría terminar de manera diferente.
